lunes, 14 de enero de 2013

TEMA 9 IFAP: LLEVAR LA PALABRA A LA VIDA.

TEMA 9: LLEVAR LA PALABRA A LA VIDA.


+ Después de orar la Palabra del Señor pregúntate:
         . ¿Qué tengo que cambiar en mi vida para imitar a Jesús?
         . ¿Qué medios me regala Jesús para cambiar?
+ Prepara tu corazón para el próximo encuentro con la Palabra.
+ Confíale a la Virgen María lo que meditaste para que te ayude a practicar lo que has escuchado en la Palabra.

La contemplación es la oración más gratuita y desinteresada, donde solamente busco estar con el Señor. Al mirarlo, voy aprendiendo su estilo, su manera de ver las cosas, de actuar. “Lo miramos para imitarlo, para vivir como Él lo hizo, para ser como Él”[1]. Al mismo tiempo lo contemplo para dejarme deslumbrar, maravillar y fascinar por los secretos que me revela, por su manifestación en mi vida[2]. 

+ Compromiso: En la contemplación, el Espíritu Santo nos lleva, de manera especial, a detenernos ante Cristo Crucificado: “Mirad al Crucificado y se os hará todo poco[3]”. De esta manera “nos parece poco” aquello que podamos hacer para corresponder al amor de Dios y llevar a la vida las invitaciones que nos hizo en su Palabra. Estas invitaciones las debemos concretizar en un compromiso, en un cambio de actitud, que nos lleve a dar testimonio de “lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de Vida[4]”, que se nos ha manifestado.

+ Acompañados de María: No podemos finalizar nuestra Lectio Divina sin dejar en el Corazón de María el compromiso que hemos hecho a partir de la Palabra orada. Sólo de Ella podemos alcanzar la gracia de que nuestra oración se transforme en un servicio de amor y alegría para nuestros hermanos.

Actividad: Ejercicio No. 10 (Mínimo 30 mins.)

Para este ejercicio de Lectio podemos tomar el texto de Marta y María (Lc 10,38-42) que transparenta muy claramente la invitación que Jesús hace a la escucha, a la contemplación orante.

+ Leer el texto en voz alta: Lc 10,38-42

+ Momento de silencio para retomar el texto.

(Podemos poner una música de fondo suave, que ayude a orar).

1.  Rumiar la palabra o frase que más nos llame la atención. Escribirla.

2.  Reflexionar en silencio lo siguiente:
·         ¿A qué me invita Jesús en este texto?
·         ¿Cuáles son las cosas que me preocupan y que son muchas veces el pretexto para no orar?
·         A un Amigo se le escucha, de lo contrario, corremos el riesgo de perder su amistad. ¿Me doy tiempo para estar a los pies de Jesús escuchándolo en su Palabra?
·         ¿A qué me está invitando Jesús cuando habla de “escoger la mejor parte”?

3. Pasamos al momento de dejar hablar nuestro corazón, de expresarle al Señor lo que su Palabra nos hace decirle

4. Retomo la palabra o frase que he rumiado, en silencio, adorando, contemplando, gozando de su presencia en mi vida: “Me mira, lo miro... ¡Eso me basta!”

5. Recupero también mi compromiso, la manera concreta de dar testimonio en mi vida del encuentro que he tenido con Jesús y de manifestarle mi amor en mis hermanos.

+ Si lo haces en grupo
Quien guste compartir en voz alta la palabra o frase que haya formulado o sintetizado para alimentar su “atención amorosa a Dios” puede hacerlo, continuando en un ambiente de oración.

+ Terminamos contemplando a la Virgen María, nuestra Madre, poniendo en su Corazón nuestro anhelo de llevar a la práctica la Palabra de Dios, así como los buenos propósitos que a partir de la Lectio Divina nos hemos hecho, para que ella nos bendiga y nos alcance del Señor la gracia de vivirlos. Decimos juntos: “¡Dios te salve, María...!”.

Para devolver al facilitador

Las respuestas del ejercicio No. 10.








[1] WEISENSEE HETTER, Jesús Antonio, El Señor ha resucitado, Federación Bíblica Católica, Bogotá, 2000.
[2] Cfr.: Idem
[3] Santa Teresa de Jesús.
[4] 1Jn 1,1

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