martes, 17 de febrero de 2015

ASPECTOS FUNDAMENTALES DE UNA COMUNIDAD CRISTIANA

ASPECTOS FUNDAMENTALES DE UNA COMUNIDAD CRISTIANA

INTRODUCCIÓN

Dentro de la pluralidad de formas y estilos comunitarios que enriquecen a la Iglesia, creemos que es posible delimitar los aspectos fundamentales que han de constituir la comunidad estable y adulta, fiel al Evangelio y capaz de convertirse no en una experiencia puntual (o temporal) sino en un estilo de vida basado en el compartir la fe, la vida y el compromiso.
Estos aspectos fundamentales no se logran vivir de manera espontánea ni pueden darse de un día para otro, pero no es bueno presuponerlos pues nos podemos llevar la sorpresa, aún teniendo muchas cosas en común y queriéndonos mucho, de que queremos vivir cosas distintas y de manera diversa. Por eso es importante tenerlos, conocerlos, entenderlos, asumirlos y compartirlos.

1. COMUNIDAD congregada por el seguimiento a Jesús:

Vivir en comunidad implica una clara conciencia de vinculación personal con Jesús, de haber sido convocados a su seguimiento.
La comunidad no debe diluirse en un conjunto de relaciones humanas, más o menos profundas, y de valores personales, aunque ciertamente ofrezca la posibilidad de vivir un nuevo proyecto de vida, incluso a la luz del Evangelio. Lo que nos ha de mover explícitamente es crear la "comunidad de los que creen en Jesús", para hacer presente ya, aunque sea de forma parcial e imperfecta, el Reino de Dios.
Por ello, en la medida en que vivamos a Jesús como auténtico Señor de nuestra vida, nos sentiremos llamados a compartir con nuestros hermanos y a vivir en comunidad.
La lejanía con Jesús, por el contrario, nos lleva a perder el verdadero sentido de lo comunitario y fácilmente empezamos a vivir los compromisos y exigencias comunitarias como una carga o imposición. Sin la centralidad del Señor Jesús quedan abiertas las puertas para dinámicas anti-comunitarias como: la búsqueda de intereses personales, la imposición de las propias ideas, las luchas de poder, la evasión, las reservas y susceptibilidades, las rivalidades y etiquetajes, etc.

2. COMUNIDAD nacida del Evangelio:

Para conocer las actitudes de Jesús, tenemos que recurrir necesariamente a la Palabra de Dios escrita, al Evangelio, donde reconocemos claramente la manifestación del plan salvador de Dios en Jesucristo.

Una comunidad cristiana se caracteriza por estar en actitud constante de escucha de la Palabra de Dios, antes y por encima de cualquier otra palabra. Esto es, dispuesta a contrastar constantemente la vida con la Palabra de Dios y a tomar desde ahí todas las decisiones; dispuesta al cambio, a la aceptación, a buscar siempre y en todo momento la respuesta más fiel a la voluntad de Dios que se manifiesta de forma eminente en su Palabra.
Necesitamos escuchar el Evangelio en la comunidad con sinceridad y autenticidad, con seriedad y compromiso, sin abaratar su radicalidad ni manipular sus exigencias.

3. COMUNIDAD orante y celebrativa:

La iluminación de la Palabra de Dios suscita en la comunidad la oración personal y comunitaria. Sin oración no hay vida cristiana ni puede haber vida comunitaria. La oración compartida es un intento siempre renovado de orar juntos -con una sola voz y un solo corazón- al Señor común, que está presente en la comunidad que se reúne en su nombre. La oración como alimento y vínculo, como tarea y compromiso, como aprendizaje permanente.
No se trata de “hacer oraciones”, sino de llevar la vida, así como es, a la oración para ponerla en manos de Dios y de los hermanos. De esta manera nos abrimos a la iluminación, la confirmación y la confrontación de Dios y de los hermanos. Una oración desencarnada, que no tenga que ver con nuestras vidas concretas, no es sino alienación, huida y espiritualismo.
Así, la meta a alcanzar es la integración FE-VIDA, desde un doble movimiento: llevar la vida a la oración y llevar la oración a la vida, como lo hacía Jesús.
La comunidad que ora necesita celebrar festivamente su fe en Jesucristo (aquel que da sentido a nuestras vidas) y celebrar los acontecimientos importantes de la vida, para referirlos siempre al Señor Jesús. Celebrar la vida, los tiempos litúrgicos y los sacramentos en comunidad. En este sentido, la celebración juntos de la Eucaristía ha sido y es, en la historia de la Iglesia, fuente y culmen de la vida de las comunidades cristianas.

4. COMUNIDAD fraterna:

La fraternidad es el distintivo de la comunión entre los seguidores de Jesús. Toda comunidad ha de ser forzosamente una comunidad de caridad y de amor fraterno para significar y realizar el rasgo característico que el mismo Jesús no dio: el amor mutuo.
Si compartimos nuestra fe en Él, si compartimos su Presencia entre nosotros, ¿cómo no compartir lo que hacemos y tenemos, lo que vivimos, sentimos, nos planteamos y decidimos? Esta fraternidad la vivimos creando un nuevo estilo de convivencia y de relaciones, un lugar de reconciliación constante y eficaz entre todos los que nos llamamos "hermanos". No puede hablarse de comunidad cristiana si no se da en la base un grupo “de talla humana”: En medio de una sociedad dividida, alienante, individualista e injusta, vivir en fraternidad significa esforzarnos por crecer en diálogo y madurez, en solidaridad, en escucha mutua y respeto, en ayuda, en acogida, en perdón, en corrección fraterna.
Frente a los criterios predominantes a nuestro alrededor regidos por el dinero, el interés personal, el placer, el “me apetece”, el consumo... la comunidad se basa en unas relaciones profundas cuyo criterio esencial es conjugar el verbo COMPARTIR: las alegrías y las penas, las búsquedas y las necesidades, la fidelidad y el pecado, los éxitos y los fracasos, el ocio y el trabajo, el descanso y el compromiso, etc. Es decir, todas las realidades que van conformando nuestra vida en la tarea diaria de seguir a Jesús.
Esta fraternidad es el mejor signo de la presencia de Jesús en la comunidad que nos podemos ofrecer unos a otros y que podemos ofrecer a los demás.

5. COMUNIDAD comprometida y solidaria:

La comunión no puede quedar reducida al interno de la comunidad: hemos sido llamados a hacer posible la comunión entre todos los hombres. Una comunidad fiel al Evangelio no puede permanecer replegada en sí misma, sorda a las exigencias e implicaciones que el proyecto del Reino de Dios tiene en nuestros días.
En una sociedad llena de injusticia y desigualdad, de explotación del hombre por el hombre, tenemos que denunciar desde el Evangelio de Jesús todas las injusticias y pecados que esta estructura social lleva consigo. Tenemos que ser luz y sal del mundo. Y si la sal se vuelve sosa…
Por eso, la fe que vivimos en comunidad no puede ser sólo un sentimiento religioso, sino el núcleo desde el cual asumimos las opciones más vitales (la profesión, el estado de vida, el uso de los bienes, el compromiso social...) como instrumentos de liberación, como nuestra forma concreta de amar y servir a los hombres. Y es que una comunidad que no sirve… no sirve para nada.
El signo más visible de este compromiso con el mundo es el servicio y la solidaridad, que no es ya un mero valor humano (con ser éste muy importante), sino que es para nosotros la apertura de la comunidad hacia todos los hombres, hermanos nuestros llamados a vivir en la unidad que Dios nos propone. Se trata, en definitiva, de vivir al estilo de Jesús sacerdote.
La solidaridad con todos, pero especialmente con los más pobres: participar de su vida, de sus problemas, de sus situaciones, de su fracaso y de su esperanza. Esto no sólo es un auténtico signo profético del Reino sino una exigencia ineludible de nuestra fe. La comunidad también encuentra su vida al perderla por los pobres y los marginados. Si la guarda por miedo, entonces lo que pierde es su identidad cristiana.

6. COMUNIDAD evangelizadora y misionera:

La vida de la comunidad tiene un criterio último e ineludible de actuación: “conforme al Evangelio”; presentar y proponer el Evangelio de Jesús como Buena Nueva para el hombre.
La comunidad y desde ella todos sus integrantes se sienten evangelizadores y enviados a evangelizar: “Vayan y evangelicen...”. Estas palabras son un imperativo y una necesidad en la conciencia de la comunidad cristiana.
Así, la profesión, la inserción en los diversos ambientes y estructuras, la militancia social, la familia y la educación de los hijos, las tareas al interno de la comunidad, los servicios eclesiales... además de su finalidad propia y autónoma, son situaciones en las que intentamos hacer posible el testimonio y el anuncio del Evangelio.
Por su contenido, hay actividades que son estrictamente evangelizadoras; otras no aparecen como tales; pero la intencionalidad y la presencia significativamente cristiana de la comunidad hacen posible y real la propuesta del Reino a los hombres.
Toda la vida, vivida con radicalidad desde el Evangelio, ha de ser testimonio eficaz de la fe, interrogante siempre abierto para otros, anuncio y propuesta, hasta poder decir con humildad y libertad: “ven y lo verás”.

7. COMUNIDAD eclesial:

Ninguna comunidad se da la fe a sí misma; tampoco la eclesialidad. La fe nos ha llegado a través de la Iglesia donde sigue viva la experiencia y el testimonio de la comunidad apostólica. Nuestra fe es en Jesús resucitado anunciado por Pedro en la mañana de Pentecostés, atestiguada por los Doce, por la Iglesia apostólica, testigos cualificados para cada uno de nosotros.
Recibimos la fe de la tradición de la Iglesia y, a través de ella, mediación de Dios, captamos y vivimos la presencia viva de la Persona, la Palabra y el Acontecimiento de Jesús. Por eso no tiene sentido una comunidad aislada que pretenda vivir en plenitud el proyecto salvador de Cristo sin incorporarse al movimiento de la Iglesia, Pueblo sacerdotal, que camina a través de la historia. Esta unidad en la fe, se traduce, entre otras cosas:
 en una profunda, viva y responsable "conciencia de ser Iglesia"
 en una comunión concreta con el Papa, el Obispo, con las demás comunidades con las que nos vinculamos en Huexotitla y con los Misioneros del Espíritu Santo.
 en la participación corresponsable y creativa en los servicios pastorales en orden al mantenimiento y crecimiento de la comunidad eclesial.
 en una actitud crítica de denuncia, cuando sea necesario, comenzando por uno mismo y por la propia comunidad, hecha desde el amor y con el empeño de que la Iglesia, en sus distintas presencias, sea cada vez más fiel al Evangelio

8. COMUNIDAD plural:

Aunque partimos de una misma fe común, dentro de la comunidad se vive en pluralidad de formas y de carismas. Así, en una comunidad, la misma fe se vive en pluralidad de sexos, de estados de vida, de formas de ser, de personalidades, de profesiones, de edades, de compromisos, de formas de vida, de proyectos de acción... de manera que ninguna situación humana sea considerada como “condición” para nuestra pertenencia comunitaria. Sólo el seguimiento de Jesús.
La comunidad exige y necesita unidad, no uniformidad. Unidad que es expresión de la comunión y la fraternidad propias del Reino: “Padre, que todos sean uno como yo en Ti y Tu en mí; que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Jn 17,21-23).
Por otra parte, una comunidad vivida en pluralidad multiplica sus posibilidades de testimonio, de presencia y de encarnación en los diversos ambientes y situaciones que viven los hombres.

9. COMUNIDAD en continua conversión y renovación:

Sería un error confundir la comunidad cristiana con el Reino de Dios “ya logrado”. La comunidad sólo es sacramento y signo de la presencia salvadora de Dios, germen, iniciación del Reino para todos los llamados por Dios a ser salvados por Cristo.
Nos engañaríamos si ignoráramos que en nosotros y en todas las estructuras que realizamos sigue reinando el pecado. Posiblemente hemos criticado con fuerza los defectos y pecados de la Iglesia sin darnos cuenta que son nuestros mismos defectos y pecados. Por eso tenemos que vivir siempre la vida comunitaria en clave de conversión y renovación.
Queremos estar unidos y viviremos divisiones entre nosotros; queremos vivir la caridad y en ocasiones saldrán a la luz nuestros egoísmos; queremos hacer el bien y nos haremos daño alguna vez… No existe la comunidad perfecta y no estamos exentos de cometer errores y herirnos en el camino. Pretender que esto no se dé entre nosotros es sin duda ingenuo. En la comunidad compartimos nuestras virtudes y talentos, pero también nuestras carencias y miserias. Lo importante es que nos vivamos en aprendizaje, ayuda mutua, conversión y constante renovación.
Por eso la sinceridad, la libertad para decir las cosas, el amor a la verdad, el interés por el crecimiento del hermano, la exigencia y confrontación mutua (con la tensión y conflicto que a veces pueden conllevar) son elementos necesarios en el caminar de una comunidad cristiana. Sin ellos, difícilmente se logrará vivir en conversión y renovación.

10. COMUNIDAD estable:

La comunidad cristiana no puede ser compromiso de un día, interés por vivir una experiencia “a ver qué tal”. La pequeña comunidad cristiana tampoco puede ser considerada como una panacea que todo lo resuelve o el ungüento milagroso para todos los males.
Además, a la comunidad cada uno aporta también sus propias inmadureces e insuficiencias. Es más, podríamos decir que “la” comunidad no existe, sino que se “va haciendo” desde la madurez humana y creyente de quienes la integran: la comunidad necesita de la responsabilidad, convencimiento y opciones de cada uno. Y eso pide tiempo y esfuerzo. Si unos construyen comunidad y otros viven “montados en el carro” que tiran los primeros, los primeros se queman y los segundos fracasan.
Por eso, decimos como última nota fundamental de la comunidad que ha de ser no una “experiencia” para un tiempo, sino una opción progresiva y creciente de vida cristiana compartida con otros hermanos.
Para ello, es necesario que haya estabilidad y perseverancia: en la asistencia, en el compromiso, en las actitudes evangélicas, en las relaciones interpersonales, en la vida espiritual… Pocas cosas afectan tanto al caminar de una comunidad como la inestabilidad de sus miembros, de sus actitudes o de sus compromisos.

DINÁMICA PARA EL TRABAJO PERSONAL (que se compartirá en la asamblea)

a) Como su nombre indica, los 10 aspectos de la comunidad cristiana que hemos presentado son FUNDAMENTALES, y por ello mismo, imprescindibles. Si tuvieras que jerarquizarlos para reflejar cuáles, en lo personal, te parecen más importantes, cómo lo harías.
Numerarlos del 1 al 10 (1= el más importante, 10= el menos importante)
b) En el caminar de tu comunidad, ¿cuáles de estos aspectos fundamentales crees que ya están viviendo y en qué medida?
A cada aspecto, asignarle un número del 1 al 10 (1= el que más estamos viviendo ya, 10= el que menos). Se pueden repetir el mismo número varias veces.

ASPECTO FUNDAMENTAL Una comunidad… JERARQUIZACIÓN (asignar a cada uno un número del 1 al 10) LO QUE YA ESTAMOS VIVIENDO EN NUESTRA PC (numerar entre 1 y 10)

…Congregada por el seguimiento de Jesús
…Nacida del Evangelio
…Orante y celebrativa
…Fraterna
…Comprometida y solidaria
…Evangelizadora y misionera
…Eclesial
…Plural
…En continua renovación y conversión
…Estable


Padre Bene

Padre Bene






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sábado, 2 de noviembre de 2013

Significado de la letanía del Santo Rosario

Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura
Las Letanías del Rosario. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. Sólo quien ama a María las entiende.
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí comprendes.

El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en definitiva, un poema de amor; sólo quien ama a María lo entiende. Dile a los enamorados que son aburridos porque repiten con frecuencia frases de amor.

Santa María
Es el nombre de la mujer más maravillosa... ¡Cuantas iglesias dedicadas a su nombre!¡Cuantas mujeres llevan este nombre de María! Por algo será. Yo me llamo Mariano y me alegro de llevar ese nombre. Cuanta gente canta, reza, dice ese nombre que a los mismos ángeles impresiona y enternece el corazón de Dios. Los ángeles obedecen a Dios y luego a su Reina, a una mujer, una criatura humana, a María.

Nosotros le hemos puesto un sobrenombre llamándola Santa María de Guadalupe. Cuanto significa este nombre para los mexicanos.

María es amor, toda amor; es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios para nosotros.

Santa Madre de Dios
Esta es su grandeza incomparable, Nos merece un respeto tremendo. Pero su amor y humildad la convierten en una Madre incomparable, única. Podía el Hijo de Dios habérsela quedado. Era suya, solo suya y toda suya. Pero el amor es donación y entrega. Y por amor -¡qué grande amor!- nos la regaló. Cristo nos dio el derecho de ser sus hijos.
La sangre que Cristo derramó en el Calvario esa la sangre de una mártir,, era su propia sangre. Dios lleva en sus venas la sangre de María.

Santa Virgen de las vírgenes
Es la inmaculada, la llena de gracia, La hicieron las manos del tres veces santo para ser digna morada del Hijo de Dios.
Está a la cabeza de todas las vírgenes, es reina de todas ejemplo para cada una de ellas.

Madre de Cristo
La sangre que derramó en el Calvario era la sangre de una mártir, María, la Corredentora. Madre del Niño Jesús que nació de Ella en Belén. Madre del Cristo que predicó en Palestina. Madre del Cristo del Calvario: Madre mártir.

Madre de la Iglesia
Pablo VI le otorgó ese título durante el Concilio Vaticano II. Madre de Cristo Cabeza, Madre de su cuerpo, la Iglesia. Madre de todos nosotros: madre tuya, madre mía. Una prueba de que Jesús nos ha tomado en serio como hermanos es que nos ha dado a su Madre, y para siempre.
Te cuida y te ama como si fueras el único. Pero María no puede besar al hijo que la rechaza, no puede curar al hijo que no la quiere, no puede ayudar al hijo que la rehuye. No puede ser Madre de quien no quiere ser su hijo. Y es más madre de quien desea con toda su alma ser hijo suyo.
Madre que cuida de una manera especial a sus hijos enfermos, pecadores, tristes... Madre de las almas consagradas. Para Jesús son sagrados, para María también.
Mexicano, si alguna vez has sentido en tu corazón un algo de ternura por la Morenita del Tepeyac, ten cuidado, te la quieren arrebatar. Te habrán quitado mucho. Ya solo nos falta que nos quiten la fe en Dios y en la Virgen de Guadalupe. Y a ver qué nos queda de mexicanos.

Madre de la divina gracia
No en el sentido de productora de la gracia, sino distribuidora, medianera de la misma. Todas las gracias que recibes pasan por las manos de una Madre, por voluntad de Dios. Al ser la Madre de Cristo m de alguna manera es la madre de esa gracia que Cristo nos dio. Porque el sí de María pondría en marcha la Redención de los hombres, la redención que nos otorgaría la gracia.

Madre purísima. Castísima, virginal, inmaculada
Un abismo de pureza. La Mujer con mayúscula fue una mujer purísima. Cualquier mujer que quiera conservar su grandeza, no puede menospreciar esta virtud. La impureza te hace menos mujer y te acerca al reino inferior de la naturaleza. Las mujeres, las muchachas que hoy aman la pureza y la tratan de vivir tienen el beneplácito de Dios y la sonrisa de la Mujer ideal.
Con ello no quiero decir que las caídas en este campo no se puedan reparar. Como nadie dice que un vestido manchado no se puede lavar.
Los gustos del cielo tan distintos a los del mundo. ¿Qué han hecho de la mujer? Hoy la mujer ideal es totalmente distinta. Si eres mujer, escoge el perfil del cielo o el de la tierra.
La pureza no roba belleza a una persona, al contrario, la realza. El rostro más bellos y los ojos más hermosos son aquellos en los que se refleja Dios. La mujer pura tiene un encanto adicional, un toque de cielo azul, aunque hoy no se le quiera tener en cuanta. Si se quiere rescatar al mundo debe ser desde la mujer, Y gran parte del recate de la mujer se llama castidad.

Madre amable
Digna de todo nuestro amor.
Por lo buena que es
Por lo santa
Por ser mi Madre
Por todo lo que le debo
Porque, después de Dios, nadie me quiere tanto
Por su encantadora sencillez.
María es digna de todo nuestro amor. Totus tuus. Todo tuyo y para siempre.
Te quiero, madre dela cielo, como quiero al mismo cielo, como quiero los bellos paisajes, los mares, los ríos, las montañas... Te quiero en los amaneceres y puestas de sol, en las flores de la pradera. Lo mismo que siento a Dios, te siento a Ti en cada rosa, en el canto del jilguero, en las estrellas de la noche. Algo de tu hermosura ha quedado en la naturaleza. Y por eso te veo en todas partes.


Madre admirable
De María nunca se dirá todo. No se puede. Siempre hay algo más que decir de hermoso, de dulce, de grande. Las letanías son un amable intento de decir todas las grandezas de María, pero se quedan cortas.
Admirable por sus privilegios: gentilezas de Dios para su Flor: Inmaculada es su nombre, lo que la distingue y la hace brillar en la noche del mundo. Admirable por su sencillez: Tan grande y tan chica. Con una mano toca a Dios Omnipotente y con otra a sus niños de la tierra. “He aquí la esclava del Señor”. Queremos conocer a la esclava más maravillosa del mundo. Sirve en los atrios del Señor. Nos han contado tantas cosas de su santidad, de su belleza. Dicen que sus manos son las más bellas y que las usa solamente para servir, para hacer el bien... Admirable como el paisaje que se mira y se vuelve a mirar y nunca se quiere dejar de contemplar, porque infunde alegría, ternura, admiración.
Oh Madre admirable, maravillosa...Todos los adjetivos se quedan chicos porque eres demasiado grande, santa y hermosa. Quiero mirarme en tus ojos purísimos, en ese océano de amor y pureza para que, por contagio, algo de Ti se pase a mí: algo de tu pujreza, de tu amor, de tu santidad.
Eres un paisaje que han admirado millones de seres antes que nosotros, y detrás de nosotros seguirán admirándote sin cansarse jamás. ¿¡Qué tienes, criatura celestial, que todos se enamoran de Tú...?


Madre del buen consejo
Gentil Pastora que sabe guiar a la vida eterna y a la vida digna de vivirse. “El Señor es mi Pastor”.También quiero decir : María es mi pastora. Maestra insuperable: Dichosos los alumnos de tu escuela, María. Consejera única, porque le asiste el Espíritu Santo en persona.
Yo necesito tu maravilloso consejo para los mil asuntos que ignoro. Yo tengo los problemas y Tú tienes las soluciones. Guíame a la vida eterna, mi destino final, aquello por lo que existo y para lo que fui creado.
Dame algo de tu sabiduría para resolver amablemente las dificultades de miles de hermanos míos que sufren, que lloran y no saben para qué sirve el vivir. Enséñame cuál es el sentido del vivir, de sufrir, de morir. Ayúdame a amar mucho esta vida, pero infinitamente más la otra.
Aconseja al Jesús de la tierra, al Vicario de tu Hijo, a los obispos, sacerdotes...Enséñanos a discernir los engaños del Padre de la Mentira de las luces del Espíritu Santo. Madre del buen consejo, te necesitamos tanto en un mundo lleno de confusión y de sombras...


Madre del Creador
El Creador quiso ser creado en su naturaleza humana y por eso requirió de una madre. Eres madre del Creador por eso, porque le diste la naturaleza humana, un cuerpo de hombre. Madre del que creó el mundo. Por un lado criatura y por otra creadora de la vida humana del Creador. Tú tuviste entre tus brazos y alimentaste al Creador niño. Lo acunaste, le enseñaste a caminar, a hablar, a rezar, a vivir como hombre. Y te obedeció durante treinta años.
Engendradora del Camino, la Verdad y la Vida. Cuánto nos diste a nosotros al darla la vida a Él. Porque hiciste hermano nuestro al Dios, nuestro Salvador. Y Él, a su vez, te convirtió en Madre nuestra también. Y todo por amor de Dios a Ti y a nosotros. Estableciste un parentesco inusitado: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, Madre nuestra.


Madre del Salvador
Como el Creador de mundos se hizo Salvador del Hombre, Tú adquiriste un nuevo título y parentesco: Madre del Salvador. Cuando otra mujer escuchó a tu Hijo Salvador pensó amorosamente en Ti. “Bendito el seno que te llevó y los pechos que te criaron”. Te llamó bendita. Te llamamos bendita porque eres la fuente de la fuente de aguas vivas y eres la Madre de la salvación que se llama Jesús. Al dar las gracias a Cristo, volvemos la mirada a quien fue su Madre.
El Salvador debía morir en una cruz< y en una montaña. En esa montaña estuviste Tú. No podías faltar. Allí fuiste nombrada solemnemente madre de todos los salvados. Tu maternidad es inmensa; tus hijos incontables. No sólo fuiste madre del Redentor, sino Corredentora, compañera de martirio como nueva Eva junto al nuevo Adán. Jesús ha salvado al hombre con tu ayuda, con tu sufrimiento. Colaboraste en la salvación de tus hermanos, antes de ser Madre de todos ellos.


Virgen prudentísima
Hablas cuando se requiere y callas cuando debes callar. No hablaste cuando José, ignorante del milagro que crecía en Ti, sufría sin saber. A los doce años de Jesús le preguntaste por qué. Pero cuando Él te respondió con otro por qué, callaste, aunque no tenías la respuesta. Conservabas todas aquellas palabras y misterios en tu corazón.
Pero en Caná hablaste, insististe, porque era necesario el milagro. No sólo conseguiste el mejor vino del mundo, para alegría de los comensales, sino que hiciste crecer la fe de los apóstoles.
Yo suelo hablar cuando debo y también cuando no debo. Y callo, por cobardía, muchas veces que debida hablar. ;e sobra cobardía y me falta prudencia. Virgen prudente, me inscribo en tu escuela para aprender esta difícil virtud.
Te apareces a gente sencilla y humilde, porque no quieres inquietar a los poderosos Eso es también prudencia, Sigues siendo en el cielo la Niña eterna que aquí fuiste..En los primeros siglos de la Iglesia dejaste actuar a Pedro y a los Apóstoles, y Tú actúas y ayudas desde la segunda fila. No quieres ser protagonista.

Virgen digna de veneración, de alabanza
He visto cientos de fervorosas procesiones de la Virgen, altares adornados con millares de flores, las flores más bellas, desde niño. En el calendario abundan las fiestas dedicadas a María, comenzando por la del primero de enero, María Madre de Dios, Esta fiesta invita a colocar el nuevo año en sui corazón.
Un mes primaveral, Mayo, se le dedica entero a la Virgen María. ¿Quién no ha llevado flores a la Virgen en el mes de Mayo? Tanto derroche de flores, ¿por qué? La flor es en sí hermosa, pero además es portadora de cariño, de ternura. En los altares de María hay infinidad de bellas flores, porque es mucho el amor de sus hijos.
Y las advocaciones tratan de obligar a María a quedarse en una región, a emparentar con un pueblo. Y así, la Virgen del Carmen, del Perpetuo Socorro, La Virgen de Guadalupe, Fátima, Lourdes... Así, la Madre de todos se convierte especialmente en Madre de los habitantes de un pueblo, añadiéndole su título particular.
El amor también canta. No podían faltar las hermosas canciones a la Virgen, que, si las juntáramos, serían miles y miles. Lo mejor dela cariño se muestra cantando. Millones de cristianos cantan a diario a su Madre del cielo. El que nunca te lleve una flor o te entone una canción, no sabe nada del amor...

Virgen poderosa
A la más poderosa de las Reinas, Dios no le niega nada. Se le llama La omnipotencia suplicante. Semper vivens ad interpellandum pro filiis suis: Que vive siempre para interceder por sus hijos.
“No tienen vino”, dijo en una boda. Y qué vino más exquisito se bebió en Caná. Los que se acogen a Ella no deben tener miedo a nada. Ni al demonio, ni a la muerte, ni a los peligros.
El rosario parece una oración frágil, y como propia de abuelitas, pero Dios ha querido que sirva para detener los cañones y las bombas. La tierna Virgencita es el terror del infierno entero. Por eso los devotos de María no tienen nada que temer.
Buscar una alianza perpetua con María de Jesús equivale a ser inexpugnable en la lucha por el cielo. Ella es la puerta del cielo y la causa de nuestra alegría. Los hijos de María son personas muy alegres, como su Madre. No se explica que los hijos e hijas de María Santísima se dejen morder por la serpiente de la desesperanza y del temor. No tienen ningún temor.

Virgen clemente
Lo aprendió de Jesús. Es la Madre del Hijo pródigo. Sabe curar las heridas, consolas las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo. Como Ella no debe juzgar, sólo perdona e intercede por sus hijos.
Cualquier madre es clemente, pero María más que todas juntas. Buena falta nos hace, pues la clemencia la requieren los malhechores. Hemos de saber que los tales no son los que andan en las cárceles, pues cada uno de nosotros, sumando todas sus maldades es un verdadero malhechor que necesita clemencia.. Cuando María intercede ante el Juez divino por uno de sus hijos, obtiene el perdón.
Oh Madre del Hijo pródigo, que aprendiste de Jesús a perdonar, a hacer una fiesta cuando éste regresa a casa. He huido de casa muchas veces, creyendo ingenuamente que sin Dios la vida es más atractiva y emocionante. Cuantas veces he regresado a casa herido, decepcionado, miserable. Tú has sido, junto con Dios, la que me ha puesto un anillo en el dedo, nuevas sandalias a mis pies descalzos, una túnica, y has mandado hacer la fiesta del becerro gordo. Si en el corazón de Dios hay más alegría por un pecador que se convierte, también en el tuyo una de las más grandes alegrías es la de recuperar un hijo perdido, un hijo muerto.
Hay un momento crucial en el que clemencia me es absolutamente necesaria: el día del juicio particular. No dejes de asistir, como abogada defensora, a la cita definitiva en la que se decide mi eternidad.

Virgen fiel
Es uno de sus títulos más grandes. La fidelidad hecha carne de mujer. Fidelidad a Dios, demostrada en su fórmula favorita: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Fidelidad a sus hijos; aún a los hijos que se pierden los ha amado hasta el último segundo de su vida.
Estaba junto a la cruz... Ella no cayó en la tentación del sueño como Pedro y sus compañeros.
¿Qué más se te podía pedir, Virgen Fiel? Todo lo diste.

Espejo de justicia
Espejo de santidad...Es la Inmaculada. El tres veces Santo se refleja en Ella como en un espejo.
Pero no es espejo que, cuando la imagen desaparece, también del espejo desaparece. María es, más bien, una copia muy bien hecha, del Modelo, la más perfecta, hermosa y fiel que se haya dado. María nos aventaja con mucho. Irradia la santidad, la transmite. Quisiera que todos sus hijos se parecieran a Ella. Con más verdad que san Pablo puede decirnos:”Hijos, sed imitadores míos, como yo lo soy de Jesús”.
Debemos parecernos a nuestra Madre. “Sed santos como yo soy santa”, podría decir, al estilo de Jesús. Cualquier virtud adquiere un brillo y un encanto particular en María. Ella no hace amables practicar dichas virtudes. Es una Maestra incomparable que hace amar y apasionarse por la vida cristiana. Queremos ser discípulos en tu escuela, María.

Trono de sabiduría
Lugar donde se asienta la sabiduría. La sabiduría del arte de vivir: Maestra del vivir, porque es maestra del amor. Vivir, en su esencia más alta, es amar. Maestra en el arte del amor: Madre del amor hermoso se le llama. Maestra de todas las virtudes cristianas: Enséñame a ser un discípulo excelente.
Por ser la mejor discípula de Jesús se convirtió en la mejor Maestra de los hombres.
Ella nos enseña la sabiduría más alta, la de cumplir la voluntad de Dios, de la santidad. De acuerdo a la frase: “El que se salva sabe, y el que no, no sabe nada”.
Nos enseña la verdad de Dios en las Escrituras. Nos ha dado al Verbo, la Palabra de Dios, de una forma en que le podemos tocar, abrazar, mirar, comer. “Haced lo que Él os diga”. Esta frase pronunciada en las bodas de Caná resuena en todos los corazones de los cristianos. Si le hiciéramos más caso a Jesús, nos iría mucho mejor.
Es una sabiduría humilde. No es fácil hallar sabios humildes, porque la ciencia suele hinchar. María nunca reclamó a su esposo nada, nunca insistió en las preguntas, aceptaba las respuestas que le resolvían solo en parte los misterios.

Causa de nuestra alegría
Ella lo sabe. Se lo recordó a Juan Diego. “¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la causa de tu alegría?”
¿Quién es esa persona? ¿Dónde vive? ¿Cómo se llama? Me muero por verla.
El que se junta con María es un ser alegre por contagio. Porque Ella contagia la alegría a los hijos de Dios.
Su sí a Díos abrió la puerta que estaba cerrada. Nos abrió la puerta de la felicidad eterna. Nos dará un abrazo y nos presentará a Jesús y al Padre.¡Qué ilusión me da el pensar en ese momento!
Las legítimas alegrías humanas tienen color y sabor mariano. Pienso en la sonrisa de María; lo más entrañable de su rostro. Una sonrisa de María vale más que todos los cariños humanos del mundo, por hermosos que sean.

Vaso espiritual, vaso digno de honor, vaso insigne de devoción
Se habla aquí de los vasos sagrados, como son el cáliz y la patena. María es un vaso sagrado, como una patena que ha encerrado al Verbo en sus entrañas; es un cáliz precioso, porque encerró en sus venas la sangre de Jesús, la que se derramaría en Getsemaní, en la flagelación y en el Calvario.
Vaso digno de ser honrado por todos. A María no se le puede faltar al respeto, es una ingratitud y una grosería sin nombre. Pienso en los que, con la Biblia en la mano, predican que María no es la Madre de Dios. Al llegar al cielo, les va a abrir María la puerta. Antes que nada tendrán que pedir atentas disculpas. Y al presentarse ante Dios las disculpas deben ser muy serias, porque, aunque de buena fe, toda la vida dijeron que la Madre de Dios no era su Madre. Eso es muy fuerte.
Cuando se habla de devoción a la Santísima Virgen, a esto se refieren. Por eso los que sinceramente tienen una gran devoción a María están en el justo y recto camino. Dios los bendice y los premia. Amar y bendecir a su Madre, es amarlo y bendecidlo a Él mismo. Si Él dijo: “Todo lo que hacéis a uno de mis hermanos más pequeños me lo hacéis a Mí”, ¿qué decir cuando se lo hacen a la hermana más grande y a su misma Madre? Se lo hacen a Él en persona. No tengan miedo, por tanto, los que aman a María, Madre de Dios. Sepan que cuentan con la bendición de Dios.
Vaso insigne de devoción, es decir que merece nuestra devoción, amor y cariño como nadie.


Rosa mística
Esta letanía la comprenden quienes aman las flores y son capaces de extasiarse ante alguna de ellas. Pues, bien, María es una flor bellísima, la más bella de todas. ¿Te gustan las flores, una rosa, un clavel...? María es una rosa que no se marchita, perfumada siempre, que nos hace mirarla, quererla como la flor más hermosa. La mejor rosa que ha producido la tierra.
Todas las bellas flores acaban marchitándose, no pueden mantener su encanto sino por un tiempo reducido. María ha florecido en el jardín del cielo y no se marchitará jamás. Por eso produce una ilusión perenne, un éxtasis eterno, una ternura inacabable.

Torre de David
La comparación se refiere a la muralla que rodea y defiende la ciudadela de Jerusalén, la Ciudad Santa. Una torre en la muralla es la parte mas fuerte. Así se quiere comparar a María como un bastión inexpugnable en la Iglesia, la nueva Jerusalén, una fuerza imbatible contra los enemigos de Dios y de nosotros, sobre todo del enemigo eterno de Dios y de los hombres, el Diablo. Contra la Torre de David nada puede el Demonio. Lo sabe desde hace mucho tiempo. Por eso él odia a María con todas sus fuerzas y a los hijos de María. Contra Ella y contra Dios nada puede, pero sí puede contra sus hijos. Ahí se centra su venganza. Se podría decir que ahí está la debilidad de Dios y de la Santísima Virgen. Pero depende de nosotros. Si estamos cerca de María no hay nada que temer. Si nos alejamos de Ella, hay que temer todo, y con razón.

Torre de marfil
El marfil es un elemento muy valioso, muy cotizado. Esto pone en serio peligro de extinción a los pobres elefantes que lo producen en sus colmillos. Se quiere significar que María está hecha de material precioso, de virtudes celestiales, de santidad, de pureza.

Casa de oro
Nuevamente se habla de un mineral precioso, el rey de los metales, el oro. Si una casa se construye completamente de oro, su valor es incalculable. Queremos decir que María vale más que el oro, vale tanto que no tiene precio en los mercados. Por ninguna criatura ha apostado Dios tanto como por María. La valora tanto que la ha hecho su Madre. Y nos valora tanto que la ha hecho nuestra Madre. Aquí podemos comprender el amor de Dios a nosotros. La casa de oro se llama María de Nazareth y se llama nuestra Madre.

Arca de la alianza
El Arca antigua de la Alianza era respetada fuertemente por los judíos, por una razón; encerraba las dos tablas de los mandamientos que Dios había revelado a Moisés. María encerró no las tablas de los mandamientos sino a Dios mismo, el autor de la Antigua y de la Nueva Alianza. De ahí que la veneración hacia Ella se alarga y se eleva casi hasta el infinito.
Rezar las letanías con devoción es como ir llenando un cántaro, el de nuestro corazón, de más amor, alegría y admiración. Al final, el cántaro se ha llenado de todas esas hermosas realidades. ¡Qué diferencia de los que las rezan sin amor, distraídos! Su cántaro se llena de nada.

Puerta del cielo
Si el cielo es la felicidad eterna, el lugar donde reside Dios y donde estamos destinados a vivir felices por toda la eternidad, la puerta de entrada es muy importante. Resulta que la puerta se llama María. Al cielo se entra por María. Quien ama a María, quien le tiene gran devoción, tiene el boleto asegurado y la puerta abierta para entrar.
Su sí a Dios abrió la puerta que estaba cerrada. Ella nos abrirá la puerta de la felicidad eterna; nos dará un abrazo cariñoso. y nos presentará a Jesús y al Padre. ¡Cuanta ilusión me da el pensar en ese momento!
A medida que conocemos a la Virgen, nos vamos enterando de su gran importancia en esta vida y en la otra vida. María nos es completamente necesaria e indispensable. Y los que opinan de otra manera, muy su opinión, que respetamos, pero andan muy equivocados.
Abrir la puerta, y encontrarnos con María Santísima es el comienzo del cielo, su preludio, el inicio del éxtasis eterno que comienza...pero no terminará jamás...

Estrella de la mañana
Lucero que precede a la salida del Sol, de Jesús. Estrella del Mar, que orienta a los que andan perdidos. Me llama mucho la atención la devoción que tienen a la Virgen los marineros de muchos puertos. Ellos saben de tormentas, de difíciles momentos pasados en alta mar. Por eso saben también invocar con todas sus fuerzas a la Estrella del Mar.

Salud de los enfermos
María lleva en sus manos y en su corazón la salud, tan necesaria para vivir en plenitud. Por eso, uno de los momentos en que más se invoca a María por parte de todos sus hijos es en la enfermedad. Uno de los momentos en que más necesitamos invocar a María es en los momentos de dolor. Y cuando más se acerca a sus hijos como buena madre es en esos dolorosos momentos...
Salud de los enfermos del alma. Sabe curar enfermedades del cuerpo, pero sobre todo del alma. Ella sabe otorgar algo tan grande como la salud, la paciencia y el amor en la enfermedad. Como buena Madre está a la cabecera de sus hijos enfermos. Y sobre todo en la hora de la muerte. Todos los buenos cristianos mueren en brazos de su Madre, de María. Y morir así, no es triste, todo lo contrario. Cada uno de nosotros nos preparamos la propia muerte. Si queremos morir en brazos de María, digámoselo.

Refugio de los pecadores
Es muy importante que lo sepan todos. El pecador se siente muy solo, terriblemente lejos de Dios y de los hombres. Pero hay un refugio seguro, donde vive una persona muy querida, muy nuestra, tan nuestra que es nuestra Madre. También en el pecado sigue siendo nuestra Madre. Es cuando más la necesitamos, cuando Ella sabe que la necesitamos más. A cuantos ha salvado, incluso en el último instante. No desesperes, mientras exista María.
Un recado urgente, un S.O.S. para todos los que han perdido la esperanza: Mientras exista María Santísima, hay remedio para todos los males, hay perdón para todos los pecados. De todos los títulos hermosos que tiene María, este es el más querido y más aprovechado precisamente por ellos, los pecadores.
Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Quien reza frecuentemente el rosario hace esta petición miles de veces y quien hace una petición miles de veces, la consigue. Mira por donde el rezo del rosario tanto tendrá que ver con nuestra salvación eterna.
Todos conocemos aquella bella reflexión :“Yo les cierro la puerta...pero tu Madre les abre la ventana”. Si tienes miedo de Dios, no lo tengas de María. La Virgen María, la Immaculada, la Madre de Dios no tiene repugnancia de besar las llagas purulentas de sus hijos enfermos.